Historia

El 4 de septiembre de 1957 apareció en Argentina una revista de historieta, Hora Cero, con las tres primeras páginas de un personaje que marcaría un antes y un después en la historieta argentina: El Eternauta. Escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López.
La fantástica historia narra una nevada mortal que antecede a una invasión extraterrestre de Buenos Aires, y la resistencia encabezada por Juán Salvo.
Es la historia de una lucha contra el invasor, una lucha de liberación, contra la injusticia. Su nombre explica "en una sola palabra" su "condición de navegante del tiempo, de viajero de la eternidad", su "triste y desolada condición de peregrino de los siglos".
En 1976 fue publicada la 2º parte de “El Eternauta” por la revista Skorpio donde vemos a un Juan Salvo diferente, un lider absoluto de la resistencia a los invasores. Este cambio radica en que Oesterheld se encontraba en las filas del movimiento revolucionario montonero, una elección que terminaría por costarle la vida a él y a sus 4 hijas en los oscuros días del Proceso de la Dictadura Militar.
Durante los 80 y 90 muchos artistas y guionistas contribuyeron a que El Eternauta siguiera en vigencia, hasta el mismo Solano que en el 2003 le dio su final a la historia junto al guionista Pablo Maiztegui en “El Eternauta El Regreso”, historia que plantea un mundo en el que invasores e invadidos conviven en paz gracias a el manejo psicológico de la población.

Hector German Osterheld

Héctor German Oesterheld fue secuestrado el 27 de abril de 1976, y luego torturado, muerto y desaparecido durante la Dictadura del Proceso, junto a sus cuatro hijas, Beatriz, Diana, Marina y Estela, entonces, de 14 a 19 años, queridas compañeras militantes, hijas de Hector y de Elsa Sanchez, su esposa, que quedo a cargo de sus nietos Fernando y Miguel Martin y que sigue buscando con las abuelas de Plaza de Mayo a dos hijos mas de las chicas, victimas que sufrió el peronismo, como héroes y mártires de la lucha por la Libertad y la Justicia Social. Pero en 1968 el mundo ha cambiado, los ecos del mayo francés y del Cordobazo repercuten en la intelectualidad argentina, y particularmente, en Héctor Oesterheld. Se crean nuevos movimientos sociales y políticos que luchan por un profundo cambio social, lo que hace aparecer en escena con todo su esplendor una faceta ya insinuada en las primeras creaciones de Oesterheld, la de un escritor que en lugar de reproducir la lógica del sistema la combate jugándose el propio pellejo en ello. Los años pasaron y bajo los adoquines no hubo arena de playa sino sangre derramada, sangre de quienes, como este escritor, intentaron aportar un pequeño ladrillo a la construcción de algo diferente. En 1969 fue publicada una nueva versión de El Eternauta en la revista Gente, con dibujos más experimentales hechos por la pluma de Alberto Beccia. El contenido de la obra fue modificado por el propio autor, deslizándose más hacia lo político. En esta época tanto él como sus cuatro hijas comenzaron a militar, algunas en la UES (Union de Estudiantes Secundarios) del peronismo, otras en la Jotapé (Juventud Peronista) y finalmente en Montoneros, la más importante y numerosa de las guerrillas peronistas, protagonista de la lucha armada del país durante la década del setenta, que buscaba el regreso del General Peron al pais. Con la llegada del proceso militar Oesterheld pasó a la clandestinidad, escribiendo desde allí la Segunda Parte de El Eternauta, libro que logró publicar en la editorial Record. Allí retoma la edición de 1957 y realiza pequeñas adaptaciones respecto de la coyuntura social argentina y, más en particular, a la suya propia de perseguido político. Pero todo el sueño se esfumó en 1977, cuando Héctor Germán Oesterheld, producto de su literatura, es secuestrado por un grupo de operaciones de los servicios de inteligencia militar argentina. Ese mismo año desaparecen dos de sus hijas Estela y Marina, y ya un año atrás habían pasado a formar parte de la larga lista de desaparecidos sus otras dos hijas: Beatriz y Diana.